25 de Diciembre, 2009
Navidad: Dios amándome
En Aragón Liberal Ya estamos en Navidad la fiesta más hermosa, más alegre, más sencilla y a la vez más grandiosa de cuántas celebramos. Es tiempo de alegría porque se ha realizado el misterio más grande que se puede realizar: Dios se hace hombre, se hace niño, bebé, y nos da su amor sin condiciones hasta morir ya adulto en una cruz para después resucitar y darnos la vida eterna.
Esta es la Navidad, una Madre Virgen, un Niño-Dios y José, un hombre joven, santo que recibe el encargo de cuidar de ellos.
Lo demás lo hemos ido añadiendo nosotros poco a poco a través del tiempo y con una frivolidad y una falta de fe que produce tristeza y desaliento.
La Navidad no son los regalos, ni son las comilonas desaforadas, ni el beber sin tino. La Navidad no es una fiesta para niños, es una fiesta para todos los que creen y saben que junto a ese Niño y su Madre seremos capaces de vencer en la lucha diaria de la vida a la vez que daremos sentido sobrenatural a todo cuanto ocurra sin estar preocupados solamente por los bienes materiales. Dentro de nada veremos a Jesús, en el pesebre y podremos decir como un autor cristiano “En esta Nochebuena todo se para en mí. Estoy frente a El: que no dice nada, pero está ahí… El es Dios amándome” (J. Leclerq).
La Navidad es la alegría más pura, más clara y más limpia que puede haber. Los que la ven triste es porque no la enfocan bien, aunque nos falten seres queridos tenemos que levantar el corazón y con esperanza unirnos a ellos que gozan de Dios.
Si repasamos la historia de otras religiones nada hay parecido a la Navidad porque todas son el hombre buscando a Dios, que es algo bueno pero el cristianismo es Dios buscando al hombre, haciéndose hombre, naciendo como cualquier niño con una Madre Inmaculada y Virgen que en la cruz nos la entrega para que acudamos a Ella en nuestras necesidades.
¡Que hermosa paz da la Navidad! Ese Dios desde el pesebre solo nos pide que tengamos un poco de fe, que no ahoguemos esa fe nuestra en bolas y en velas, en espumillón, en bebidas que solo crean una alegría falsa, etc. Hagamos como los pastores, en cuánto el ángel les anunció la Buena Nueva se pusieron en camino para adorarlo, igual nosotros. Y cantemos villancicos, que se van perdiendo, ya solo sirven de música de fondo para los anuncios de productos del momento. No hay sinfonía más hermosa que Noche de Paz, Adeste Fideles o el tamborilero, ni melodía con más ternura que el popular “Ay del chiquirritín, metido entre pajas” ni lección de teología más clara que la del “¿Dime niño de quién eres?” y como letras que son una verdadera catequesis la gracia de los villancicos gitanos. Con todo afecto ¡Feliz y cristiana Navidad, para todos! Por favor no digáis felices fiestas. Piedad Sánchez de la Fuente
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Por foro aragón liberal - 25 de Diciembre, 2009, 19:37, Categoría: General
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Asalto a la Navidad
Por foro aragón liberal - 25 de Diciembre, 2009, 19:27, Categoría: General
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Todos los años llega la Nochebuena
En Aragón Liberal
Los privilegiados cristianos que hemos tenido la suerte de nacer 2000 años después de aquella primera noche buena de Belén, nos es mucho más fácil creer en aquel pesebre y en todo lo que se le agregó después.
La historia de lo vivido ayuda a creer.
Claro que este creer es para los que oyen oyendo y ven viendo.
A igual que en aquel inicio hay quien no ve ni oye, a pesar que tiene ojos y orejas para ver y oír.
Por aquellos tiempos, el emperador Augusto, que era quién mandaba en Roma y todas sus tierras, quería que Palestina pagara tributo a cambio de la protección. Pues bien, para cobrar su tributo, Roma usó como artimaña levantar un censo, por eso José y María fueron a parar a Belén, lugar de la tribu de David, a la cual pertenecía José.
María empezó a sentir los síntomas de parto y en medio de aquel poblado que era Belén, atiborrado de gente, no encontraron lugar en posada alguna.
Fueron aparar, quizás por consejo de alguna persona de buena voluntad, a una gruta albergue para animales. De ahí la presencia de un burro y un buey y de la abundancia de paja.
En ese pesebre María comenzó su parto y también comenzó una nueva historia para la humanidad toda.
Comenzó a regir el Evangelio antes de su promulgación.
Allí se canceló un tiempo y empezó uno nuevo.
Los tiempos de la buena nueva.
Desde aquella noche que se llamó de la Natividad o Nochebuena han pasado muchísimas noches con sus costumbres y sus modalidades.
Se le fueron adosando confusos elementos paganos, veleidades de la modernidad.
A los muy estrictos esto no les gusta, a otros nos parece ver una forma de cristianizar las cosas, una manera que tiene Dios de meterse en las cosas.
Lo notable está en la renovada vigencia, en la fuerza que sigue teniendo aquel pobre pesebre, en un mundo paganizado y frívolo.
Este mundo sigue apelando a una festividad cristiana, renueva los antiguos ritos que mantuvieron la fe y la esperanza en medio de persecuciones y contiendas.
La Buena Nueva sigue en pie. Aunque es vieja, sigue siendo nueva y aunque es dada para todos, no todos alcanzan a verla y recibirla.
No se la impone a nadie. Hay que encontrarla.
Los soldados de Herodes no lo pudieron encontrar: traían la espada en sus manos y el odio en los corazones.
Pudieron si, encontrarlo, los pobres, los simples, los sabios, los solidarios.
Igual que sucede en el mundo de hoy.
¡Que poco ha cambiado el mundo!
Bernanos escribió que vino Jesús al mundo y los periodistas de su tiempo ni siquiera se enteraron. No era un chimento que valiera la plena.
No era una mala noticia. Claro que tampoco sabían que era una buena y grande noticia.
Años atrás escuché el mensaje navideño del rey de España. No se olvidó de nada de lo que hay que seguir arreglando.
Lástima que se olvidó de la persona principal. El niño del pesebre, el autor de la Navidad, ni siquiera mereció ser mencionado. Igual que hace más de 2000 años, los poderosos de aquel tiempo no se enteraron.
¡Qué poco ha cambiado el mundo!
Salvador Casadevall
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Por foro aragón liberal - 25 de Diciembre, 2009, 19:24, Categoría: General
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La Navidad es cada día menos religiosa y más familiar
En Aragón Liberal
Por poco que prestemos atención nos damos cuenta que la celebración de la Navidad es cada día más una celebración familiar.
Cada día es menos religiosa y más familiar.
Quizás deberíamos maravillarnos que a pesar de el gran materialismo que rodea la navidad del papá Noel la influencia de aquel niño que nació en Belén sigue estando, pues si se ha convertido en una fiesta familiar, no olvidemos que todo niño sigue naciendo en una familia.
Y si al mundo se le ha impregnado que la familia es bueno que se reúna, que se vea, será una manera de que el amor y la familia sigan existiendo por más gorditos vestidos de rojo pueblen los supermercados.
Sobre aquella humilde familia del pesebre se asienta y recibe la fuerza la familia de hoy.
La Navidad de Jesús es una Navidad religiosa, ¿pero acaso la familia no es una pequeña Iglesia Doméstica? ¿Acaso el amor no nos viene de la misma raíz del portal de Belén?
Alegrémonos que aun en medio de la navidad mercantil siga existiendo el amor entre nosotros y que la familia sea la cuna y el sostén de ese amor.
Donde reina el amor, reina la redención, aunque nos venga por caminos que muy bien no entendemos.
La Navidad sirve frecuentemente para hacer un alto en la vorágine de nuestra vida y a veces hasta cambiamos en algo. Lo bueno sería que este cambio se arraigara en nosotros.
Si el encuentro de Navidad sirve para amarnos un poco más, ya es Navidad en nuestro interior y si nos queremos más, también amamos más a Dios.
Si estamos atentos a los demás, a lo que necesitan los demás, será una forma de salirnos de nosotros mismos, el amor crecerá en nosotros y seremos de verdad una Navidad viva.
Una Navidad que el otro sentirá, que el otro vivirá como una fiesta para todos. Una Navidad que estará por encima de arbolitos, guirnaldas, banquetes y hasta por encima de aquel portal de Belén.
Porque el espíritu de aquel pesebre está en que todos estén en la Navidad.
La que tu quieras, pero que el otro ocupe un lugar en tu amar.
Para el cristiano la fiesta de la Navidad tiene tres dimensiones: mira hacía el pasado, mira hacia el presente y sobre todo mira hacia el futuro.
Navidad significa que el Redentor ya ha venido, que ya ha colmado las esperanzas del Antiguo Testamento, pero al mismo tiempo se ha abierto con su presencia entre nosotros, las esperanzas del Nuevo Testamento.
Esta nueva espera se expresa así: la venida del niño Jesús debe concretarse en el corazón de cada hombre, mientras la humanidad camina hacía el Paraíso. Ese paraíso que los creyentes sabemos que existe.
Decía el Cardenal Pironio: El mundo necesita del testimonio cotidiano del hombre simple, del hombre común, del hombre de su casa, del hombre normal, del hombre que pasa por la calle, del hombre de alma simple y sencilla, del hombre lleno de la alegría porque sabe que el Reino del más allá, ya comenzó.
Y todo comenzó desde que un día hubo un nacimiento en un pequeño portal en un pequeño pueblito llamado Belén.
Salvador Casadevall
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Por foro aragón liberal - 25 de Diciembre, 2009, 19:20, Categoría: General
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Por los caminos del Belén
25.12.2009.
Por: Manuel de la Hera
En aquella habitación grande de la casa estaba el Belén, que ocupaba mucho espacio pero que no suponía dificultad alguna para la vida normal en la casa sino que, más bien, la centraba a su alrededor.
4 comentarios
Todos, mayores y pequeños, convivían con el Belén y hasta le daban un cierto dinamismo, como el de la vida misma en la que el diálogo se mantiene entre la gente procurando entenderse.
Así ocurría con las figuras del Belén, con las lavanderas en el río y con los leñadores en el monte y también con los pastores, los carboneros, los labradores y hasta con los ladrones, sin olvidar a los Reyes, que estaban todavía muy lejos de la cabaña del pesebre en la que estaba el Niño Jesús con la Virgen, San José, la mula y el buey.
Cada día alguien de casa - de los pequeños o de los mayores - movía a algunas de las figuras haciéndolas avanzar o retroceder por alguno de los caminos del Belén. Tal vez a alguna de las mujeres que lavaban en el río, para tender la ropa o llevarla hasta su casa y, casi siempre, a los pastores que parecía eran los más necesitados de moverse para cuidar bien del rebaño.
A unas y a otros se les hacía la recomendación que se estimaba necesaria y más de una vez había alguna que otra reprimenda a uno de los pastores porque se había perdido alguna oveja de las que tenía que pastorear o porque el lobo, que por allí merodeaba, se la había llevado. A la mujer que sacaba agua del pozo se la advertía del peligro del lobo y se la acompañaba en el camino que conducía a su casa. Y así uno y otro día, yendo y viniendo por los caminos del Belén y cada día todos más cerca del Niño, que esperaba en el pesebre.
El día de Navidad aquellos caminos se llenaban con los que llegaban, de todas partes, para ver al Niño Jesús, que parecía sonreír de una forma especial a todos y cada uno de los que le saludaban. Alguno de los leñadores optaba por bajar del monte por trochas y veredas desconocidas para la gente de las tierras llanas. Tenía prisa por acercarse a la cabaña del pesebre porque había oído que la sonrisa del Niño era puro cariño y él lo necesitaba porque en la soledad del monte todo era frialdad y temores.
Ya han pasado muchos años y ahora el Belén es mucho más reducido. Los caminos ya no están donde estaban en aquella amplia habitación sino que se han extendido por muchos otros lugares; cercanos unos y lejanos otros y son distintos, también, los personajes que animaban aquellos caminos, como distintas son, también, las formas de comunicarse con ellos.
A algunas de esas personas ni siquiera se las conoce personalmente pero a éstas y a las conocidas y a nosotros mismos se nos dice, una y otra vez, cuales son los caminos por los que se llega al Belén, al de siempre, al del pesebre en el que el Niño Jesús regala paz y amor a todos los que se le acercan
Junto a ese pesebre del Belén nos encontraremos cada día, con todas y cada una de esas personas. Las esperamos con verdadera ilusión para contemplar, juntos, la maravillosa grandeza de la Navidad, para felicitarnos unos y otros por la contemplación del Niño Jesús en el pesebre que nos muestra, así, la más completa lección de humildad que se puede recibir.
A todos, con verdadero cariño, Feliz Navidad.
Manuel de la Hera Pacheco
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Por foro aragón liberal - 25 de Diciembre, 2009, 19:09, Categoría: Cuentos
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