El
pasado lunes les explicaba a los niños de catequesis lo importante que
es la celebración de la Navidad, es el hecho más transcendente de la
historia, tanto, que desde ese momento empezamos a contar los días, los
años, los lustros, los milenios.
Los pequeños lo entendieron muy bién, quizás a los gobernantes no
les vendría mal un poco de catequesis para que aprendiesen la
importancia del cristianismo en nuestras vidas. ¿Quizás también
pretenden cambiar el calendario? Quién sabe.... Con la retirada de los
crucifijos de las escuelas no conseguirán su propósito, ni siquiera en
la Rusia soviética pudieron en cincuenta años abolir el sentimiento
religioso del pueblo.
Ahora los sacerdotes polacos vienen a nuestra España para
evangelizarnos, aquél pueblo que estuvo soguzgado por el marxismo supo
conservar se amor a Dios, ¿por qué no va ha suceder lo mismo en nuestra
patria? Cuando se persigue abiertamente la religión católica, (las
demás no se persiguen) entonces mucha gente reacciona, todos nos damos
cuenta del peligro en el que nos encontramos, nos quieren quitar
nuestra fé, nuestras raíces cristianas y toda la cultura que conforma
nuestra vida. Las tinieblas quieren apagar la luz, pero el resplandor
del cristianismo es imposible de erradicar, sencillamente porque un
niño pobre nacíó en un pesebre y ese niño era Dios. Los hombres pueden
ir contra la religión pero no pueden extinguirla, Dios sobre todo.