Carta pastoral de Monseñor Rouco para la Fiesta de la Sagrada Familia
Monseñor Antonio María Rouco Varela Carta Pastoral del Arzobispo de Madrid
A
todos los párrocos, rectores de Iglesias, dirigentes de asociaciones y
movimientos apostólicos, directores de colegios y centros de enseñanza,
instituciones de la vida consagrada y a todos los fieles laicos.
Mis queridos diocesanos:
El próximo 30 de Diciembre, solemnidad de la Sagrada Familia, tendrá
lugar en nuestra Diócesis una gran celebración con el lema Por la
familia cristiana para vivir festivamente el gran don de la familia
santificada por la Encarnación y Nacimiento del Hijo de Dios. Esta
iniciativa de movimientos y nuevas realidades eclesiales, que acojo
gustosamente en nuestra Diócesis, pretende apoyar a la familia
cristiana mediante el anuncio explícito de la verdad que la Iglesia
católica nos enseña sobre ella. Se harán presentes los Sres. Cardenales
de España, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, los
obispos de la Provincia Eclesiástica y los que quieran unirse a dicho
acto.
Esta celebración se realiza en el marco de la
transmisión de la fe, sobre la que venimos trabajando en nuestra
Archidiócesis de tiempo atrás. Más concretamente, se inscribe en el
desarrollo de una misión destinada a los jóvenes que este curso de
2007-2008 se extiende a las familias jóvenes que necesitan apoyo,
compañía y orientación. Providencialmente, este acto tendrá lugar
justamente cuando celebramos el XXV aniversario de la visita del
inolvidable siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II, que vino por vez
primera a España en 1982. Quienes asistieron a la misa de las familias,
celebrada muy de cerca de donde tendrá lugar nuestro encuentro, no
olvidan la fuerza, la claridad y el amor con que Juan Pablo II anunció
a las familias el plan de Dios sobre el matrimonio, la familia y las
consecuencias que se derivan del mismo: la defensa de la vida, la unión
indisoluble del matrimonio entre hombre y mujer, el significado
trascendente del amor conyugal, el derecho insustituible e ineludible
de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones.
Os exhorto, pues, a participar familiarmente en este momento de gracia
como testimonio de lo que creemos y vivimos en un momento crucial en el
que la familia, tanto en España como en Europa, sufre fuertes amenazas.
Como cristianos queremos anunciar el evangelio de la familia para
iluminar y sostener a las familias cristianas, ya muchas otras que sin
compartir nuestra fe sintonizan con la sensibilidad eclesial, en su
identidad y misión en la sociedad.
Queremos vivir este encuentro como un modo de celebrar festivamente la
solemnidad de la Sagrada Familia de manera que las familias cristianas
vivan su vocación de verdaderas iglesias domésticas que por el
testimonio de su vida atraigan a otras a realizarse según el modelo
dado por Dios en la familia de Nazareth.
Que Jesús, María y José nos ayuden en este empeño y bendigan a todas las familias con la alegría que nos trae la Navidad.
Con todo afecto, mis deseos de una celebración santa y gozosa de la Natividad del Señor y mi bendición.
Una familia en apuros se ha visto obligada a refugiarse en un rincón de un lugar deshabitado. No tenía donde descansar y se hacía de noche. ¿Qué podían hacer en esas circunstancias?. Resguardarse en ese rincón que ofrecía alguna posibilidad de sobrevivir y esperar. ¡Cuánta gente espera algo que le permita salir de una situación comprometida!.
La Navidad nos muestra, con la impresionante grandeza de la humildad del Nacimiento del Hijo de Dios, la necesidad de fijar nuestra atención en todo aquello que es casi nada, algo que nos disgusta por su presencia, por su falta de brillo y porque no nos ofrece nada de poder. Nuestras intenciones, en general, suelen ser otras. Nos atrae lo mejor, lo que proporciona más realce social, lo que signifique avance en esa escala en la que mayor cantidad de focos se centran y no queda tiempo para otra cosa. Y ahí seguimos y así nos va.
Hay mucho de valor en quienes padecen dificultades, de cualquier tipo, en sus vidas. Se esfuerzan por seguir adelante en el camino que se les presenta; no tienen otro o quizá no aciertan a verlo, o les da miedo buscar otra alternativa. Es muy complicada la situación del necesitado, del que no cuenta con medios o son escasos los que posee y muchas las necesidades a afrontar para proporcionar a los suyos un algo de seguridad en sus vidas y la posibilidad de que vayan adelante por sus propios medios una vez que alcancen una edad apropiada. Es mucho lo que hay que aprender de todos ellos, aunque mucho se sepa de lo que es la vida. Nunca diga nadie que ya no tiene nada que aprender, se equivoca totalmente.
Nos hace falta llegar hasta el corazón, hasta el centro de cuanto ocurre a nuestro alrededor y tratar de solucionarlo, poniendo en ello el mismo empeño que ponemos en nuestros propios asuntos, con la misma dedicación y amor que dedicamos a la solución de nuestros problemas o a tratar de conseguir una posición más predominante. Con frecuencia mientras más alto se asciende más difuso se hace lo que queda lejos y no se acierta a ver, con la claridad necesaria, aquello que necesita cariño y ayuda, calor de sentimientos humanos.
La Navidad nos habla de humildad y nos llama a practicarla a diario, en cada momento y situación de la vida de cualquiera. Llama la Navidad a vivir la humildad personal porque siendo humilde no se ofende a nadie. Es una llamada de amor la que nos hace la Navidad; de amor a todos y en especial a quienes más padecen y todo necesitan en la vida.
Nadie puede sentirse feliz si no tiende su mano a quienes lo necesitan. Así lo señala la contemplación serena del belén, tanto si es uno muy artístico como si es fruto de la ilusión de los chiquillos. Allí está la escena de mayor amor a la humildad que se nos pueda dar.
Si no lo hemos hecho todavía, llevemos nuestra mirada y el corazón hacia el belén para recoger de él un gran deseo de amor a toda la gente y pongámonos a hacerlo realidad.
Preguntas y respuestas de la
Facultad de Teología de la Universidad de Navarra sobre la historicidad
y la doctrina de los acontecimientos que celebramos en Navidad.
Si desea conocer más aspectos relacionados con estas preguntas puede
consultar, al menos, tres capítulos -el 2, 10 y 11- de un Curso de
Catequesis de la Doctrina Católica (Catequesis Arguments ®)
En
Navidad yo soñé que los hombres eran amigo de la verdad y que no había
opresión sobre la Tierra; que los todos se querían y que en la cesta de
los pobres crujía el pan caliente; que los ricos habían comprendido que
la felicidad está en dar y no en hacer acopio de riquezas.
Soñé que la cultura de la muerte había dado paso a la cultura de la
vida y que ésta cabalgaba en brioso caballo; que la sociedad era
intolerante con la aberración y el horror del aborto y que había un
estatuto de respeto para el embrión; que las asociaciones provida se
disolvían por innecesarias y que el terrorismo y el maltrato a la mujer
eran cosa del pasado. Soñé que en los hospitales como en casa los
enfermos eran tratados con cariño, y que no había emigrantes esclavos.
Soñé que los esposos se querían y que los hijos podían dormir
tranquilos porque había sido vencido el dragón del divorcio; que los
padres educaban en la honradez, la responsabilidad y las buenas maneras
y que no se contradecían sobre educación; que los ancianos eran
recibidos con agradecimiento en la casa de sus hijos y que en Europa se
necesitaban pocos asilos.
Soñé que en todas las casas se celebraba la Navidad con un belén y
que la familia reunida cantaba villancicos; que la comunidad educativa
comprendía en todos los colegios que Jesús es el Salvador y que su
mensaje de paz, de justicia y de amor deben aprenderlo los escolares.
En fin, yo soñé con un mundo feliz y que Dios reinaba en cada corazón
humano.
Al despertar, ¿ me entristeció la utopía? No me abandonó la esperanza y creí que debía seguir soñando.
Los
concejales del Ayuntamiento de Zaragoza nos invitaron a los medios de
comunicacion a un vermut navideño, para desearnos una Feliz Navidad y
un Año Nuevo lleno de ilusiones y nuevos proyectos.
Ayer
los concejales del Ayuntamiento de Zaragoza nos invitaron a todos los
medios de comunicacion a un vermut navideño, como ya viene siendo
habitual por estas fechas.
Buen ambiente, y los mejores deseos para estos dias se han unido en
esta reunión informal, en la que tambien se hizo balance de este año y
se deseo lo mejor para el proximo año 2008, que se presenta cargado de
proyectos en especial en la ciudad de Zaragoza.