Un cuento de Navidad escrito por Jean Paul Sartre para avivar la esperanza.
 Aragón Liberal
(Enviado por: Ángel) , 28/12/06.- Se trata de un auto de Navidad, que
escribió para una representación teatral una Nochebuena, de las que
pasó confinado en un campo de concentración nazi; sus compañeros le
pidieron que escribiera algo capaz de aportarles, en aquel entorno,
Esperanza.
Recibo esta interante información sobre algo que escribió Jean Paul Sartre:
Se
trata de un auto de Navidad, que escribió para una representación
teatral una Nochebuena, de las que pasó confinado en un campo de
concentración nazi; sus compañeros le pidieron que escribiera algo
capaz de aportarles, en aquel entorno, Esperanza.
Y Sartre
escribió "Barioná, el Hijo del Trueno". La obra decayó y luego fue
retirada de la circulación, pero ha sido rescatada y traducida
recientemente.
Y esta que sigue es la descripción que el agnóstico Sartre hizo de una meditación de la Virgen ante el Niño, recién nacido.
"La
Virgen está pálida y mira al niño. Lo que yo habría querido pintar
sobre su cara es una maravillosa ansiedad que nada más ha aparecido una
vez sobre una figura humana.
Porque Cristo es su niño, la carne
y el fruto de sus entrañas. Ella le ha llevado nueve meses, y le dará
el pecho, y su leche se convertirá en sangre de Dios. Y por un momento
la tentación es tan fuerte que se olvida de que él es Dios. Le aprieta
entre sus brazos y le dice: «Mi pequeño». Pero en otros momentos se
corta y piensa: «Dios está ahí», y ella es presa de un religioso temor
ante ese Dios mudo, ante ese niño aterrador. Porque todas las madres se
sienten a ratos detenidas ante ese trozo rebelde de su carne que es su
hijo, y se sienten desterradas ante esa nueva vida que se ha hecho con
su vida y que tiene pensamientos extraños. Pero ningún niño ha sido más
cruel y rápidamente arrancado a su madre que éste, porque es Dios y
sobrepasa con creces lo que ella pueda imaginar.
Pero yo pienso
que hay también otros momentos, rápidos y escurridizos, en los que ella
siente a la vez que Cristo es su hijo, su pequeño, y que es Dios. Ella
le mira y piensa: «Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne.
Ha sido hecho por mí; tiene mis ojos y el trazo de su boca es como el
de la mía; se me parece. ¡Es Dios y se me parece"
Y a ninguna
mujer le ha cabido la suerte de tener a su Dios para ella sola; un Dios
tan pequeño que se le puede tomar en brazos y cubrir de besos, un Dios
tan cálido que sonríe y respira, un Dios que se puede tocar. Y que ríe.
Y es en uno de esos momentos cuando yo pintaría a María si supiera
pintar ..."
(SARTRE, Jean Paul, Bariona (pieza escénica
inédita). Cit. por LAURENTIN, René, Court Traité sur la Vierge Marie,
Lethielleux, Paris, 5ª. ed., 1968, p. 136.)
Ángel
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Por foro aragón liberal - 19 de Diciembre, 2007, 16:36, Categoría: Cuentos
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