Preparar la llegada de Jesús
Estamos en el Adviento, que significa preparar el camino para la
llegada del Señor que llegará muy pronto. A lo largo de las cuatro
semanas que preceden a la fiesta de Navidad, la Iglesia nos alienta a
que caminemos como los pastores, en plena noche, vigilantes, dirigiendo
nuestra mirada hacía aquella luz que saldrá de la gruta de Belén. Son
días de alegría y de esperanza. Podríamos decir que el Adviento es el
tiempo en el que los cristianos debemos despertar en nuestro corazón la
esperanza de renovar el mundo, con la ayuda de Dios.
Hay muchos, que se quejan de que estas fechas se han convertido en
unas fiestas paganas para alentar el consumo. Pero, en manos de cada
uno está el evitar que dicha queja sea verdadera, pues aunque nosotros
no podemos cambiar las tendencias sociales dominantes, sí que tenemos
al alcance navegar contra corriente. Y, lo podemos hacer desde nuestras
costumbres de familia, preparando un hogar atrayente, alegre, educativo
para los niños y mayores, con la instalación del belén, en la que
participen todos los de la casa, en la colocación de los personajes que
figuran en el mismo y sobre el sentido de este acontecimiento. Recuerdo
cuando mis hijos eran pequeños como nos reuníamos su padre y yo con
ellos durante algunas noches explicándoles con las imágenes del
Misterio, los pastores, los Reyes Magos hasta la Nochebuena, que
esperábamos para la colocación del Niño Jesús en el pesebre. Al paso de
cada año ya los mayores iban aportando a los más pequeños e incluso
siendo ellos los protagonistas de la narración del nacimiento del Hijo
de Dios, que se hace hombre en Jesús de Nazaret.
No dejemos de fomentar ésta y otras costumbres cristianas, que
aparte de la decoración del hogar, sea una celebración propicia para
encontrarnos con el Señor, que es donde encontraremos esa paz y alegría
que nos anuncian los ángeles de Belén.
Elena Baeza